
Cruzando la calle pude verte, el alma a mi cuerpo volvió, mis manos sudaban y titilaban impulsivamente, fue como volver a ser feliz. Tus ojos de lleno se asociaron con los míos, siempre te quise y nunca te lo mencione.
Cuando dejé de verte una inmensa ola ya destinada me humillo, y yo lo único que deseaba era poder volver a disfrutar de ti otra vez.
Hoy le cuelga un collar alrededor de su hermoso cuello
(Tomita: La Posada N°2491)
Emrom
Ilustración : Daniela Paz
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