El Final del Camino

Muchos recuerdos de mí antaño próximo, están deliberadamente relacionados con mí pequeño y cada vez menor entorno de amistades. Salvo el minúsculo grupo que aún frecuento (dos veces al mes, aproximadamente). Mi vida social, podríamos definirla como austera.
Este grupo que no consta de más allá de siete u ocho integrantes, familia aparte. Es exactamente, el que me ha traído mayor riqueza humana. Creo que no nos diferenciamos en demasía al resto de la gente. Ni por apariencia ni por trascendencia. Pero con exquisitas tardes de música y buena conversación, que potencian nuestras mentes y nuestros corazones, la vida nos a arrastrado a una visión más intima de nuestro pasar por este mundo. Volátiles temporalmente son estas reuniones de "lucha" y "ansiedad" por mostrar algo de nosotros a esta tribu "egoísta". Este clan que se a forjado con sólidos eslabones de comprensión y AMISTAD, que en todos estos años, nunca ha cedido ni siquiera en las grandes "Tormentas" (algunas incluidas).
Especial cariño hemos sentido entre nosotros. No creo estar muy equivocado, pero esta hermandad, aunque es primera vez que utilizo este calificativo, refleja prolíficamente lo que hemos estado construyendo durante este último lustro, de nuestras cortas vidas.
Aparte es el cariño que tengo a "LA BANDA QUE NO SABE TOCAR NADA", que junto a su fotógrafo OFICIAL, son el átomo único de esta gran aventura de amistad con personalidades tan distintas pero tan iguales a la vez.
Muchas veces nos dedicamos a ingerir y botar alcohol. Otras veces, si mantuvimos conversaciones tan extremas como extensas y otras también nos abrazamos y discutimos. Pero lejos nuestras mejores tardes, geográficamente están en "El final del camino". Lugar nuestro, que nos brindo incalculables episodios de EUFORIA y LIBERTAD.