
Mucha gente he conocido hasta hoy, simpáticos momentos con incalculables personajes son mi experiencia en esta laguna terrenal de la cual pertenecemos.
En una noche de copas junto a unos compañeros de trabajo en un antro del cual ya no recuerdo ni siquiera su nombre, se acerca a nosotros un individuo delgado y de desgarrado aspecto. Acelerado en sus actos iba y volvía de entre la muchedumbre tomando de todas las mesas del lugar. Lo extraño era que conversaba con todos y todos lo invitaban a beber (cerveza, vino, pisco o lo que viniera). Un tipo simpático y sociable sin pelos en la lengua estaba frente a nosotros. Mi primera pregunta hacia él fue ¿Cual es tu apodo?, Sin prejuicios y aceleradamente me dijo soy “El Colibrí” e igual de rápido se esfumo de mi lado.
¿A qué viene todo esto?, Simple, hoy que recuerdo a este espécimen me doy cuenta que no es el único colibrí que he conocido en mi vida, muchos hoy en día vuelan sin rumbo estable, beben y beben de distintas flores, son rápidos y fugases sus movimientos, lo cual no es satisfactorio para nadie, muchos se desenvuelven en diversos frentes pero pocos actúan con fiereza y decisión en alguna tarea especifica. Esto no quiere decir que todos somos iguales, pienso que deberíamos aplicarnos a desarrollar nuestras inquietudes personales y brindar nosotros la oportunidad a todos esos colibríes que pululan y revolotean a nuestro alrededor, para que crezcan y se alimenten con lo que su sudor de frente les brinde y no dependan de la astucia de su rapidez.
Emrom