sábado, 8 de diciembre de 2007

Amada


Frescura idílica emana de tus sentidos vaporosamente, al igual que esa sutil espora que detona al llegar la floración, potente energía estafeta de un amor infinito.
Me abordas con almíbar y néctar extraídos de las flores más hermosas y fragantes de este edén soñado junto a ti por siempre. Son nuestro alimento. Torrente de emoción armónica que transita por mi ser y a la vez me da vida.
Regálame tu resplandor para yo hacer en mi una fortaleza cuyo preciado tesoro serás.
Fortaleza rodeada de un mar infinito, que nos traslada expeditamente por los océanos
de una bella dicha que aún nadie ha podido experimentar. Corrientes arremolinadas que nos mantienen borrachos dentro del más grande afluente de pasión imaginable por mi mente viajera.
Ni siquiera el brillo más impetuoso aborda en plenitud el manto de tu hermosura, que frescamente ahonda en mí, como el más bello de los sortilegios que pudiese existir.
Tu amor me ha enseñado a sobrepasarme, para llegar a ti.



Emrom

1 comentario:

Almaverde dijo...

estoy aquí frente al acantilado...
fuente de soles y lunas!! aclara...
No sufrimos la lluvia de los pájaros
en noviembre...hoy los vemos en
todos lados... esperándonos al final
del camino...