
Tanto nos cuesta reconocer lo real, ¿Por qué tenemos que aislarnos para creer sanarnos?
Mucha miseria a bordo no nos permite dimensionar objetivamente nuestro verdadero entorno, abrazar la realidad es mucho más sano que tratar de esquivar lo que inexorablemente ocurrirá y todo gracias a nuestros pobres actos. Sin duda la gran desconfianza interna siempre nos va ha jugar en forma desleal, reconozcamos que forjar un camino aledaño es muchos más fácil que acompañar a todos nuestros queridos y disfrutar de un verdadero festín de unión y felicidad. Nos cuesta de verdad, pero el primer paso es reconocer lo bueno y malo de todo nuestro entorno y amoldarse para que realmente nuestro corazón empiece a bombear sangre alegre y libre de desgano espiritual. Luchar por ser más interactivo con nuestro hermano y enseñarle de nuestra sabiduría sin duda nos reconfortara, errados seguiremos estando si presumimos necedades, brindémonos la oportunidad de crecer de verdad, de crecer con alegría, de crecer feliz, no reaccionemos siempre a la defensiva, defendamos la felicidad. Mirar con altura de miras es bueno, pero cuando estemos en el Olimpo, ojala nos acompañen todos los que realmente nos desearon lo mejor y recíprocamente crecieron con uno, para no estar solo y festejar con desgano y aridez nuestros seudo-triunfos.
Difícil este pequeño mundo, normalmente nos regala dolor y desconfianza, sé que algunos sus dagas muestran, pero también sé que esas dagas filo tangible no llevan, todos los animales muestran los dientes cuando están indefensos y temerosos, la naturaleza humana gira y gira, y estas vueltas de sabiduría nos van empapando, desplacémonos sin rencor, caminemos con real cordura, que solo de esta forma la vida nos regalara una calma interior palpable fácilmente en un estilo nuevo de maravilloso crecimiento interno.
No donemos lo único que nos queda, aferrémonos a lo que nuestro corazón nos brinda sin pedirnos nada, crezcamos acompañados, crezcamos como hermanos. Liberemos a la soledad que otros parajes verdes y floridos nos acompañaran por siempre.
Emrom