miércoles, 18 de abril de 2007

Lo-Fi, Una Pequeña Historia (Parte II)


En 1989 salió The Wall y cuatro años mas tarde The Final Cut, lejos ese fue mi nexo hacia la atmósfera envolvente de la psicodélica mística de Pink Floyd. Con estos albumes en mis manos comenzó mi fijación interna por conocerlos en todo su esplendor, luego llegaron a mi Ummagumma, Asaucerful of Secrets, The Piper at the Gates of Down, y Atom Heart Mother (lejos uno de mis preferidos), experimentaron con cosas básicas y reales, cayeron a tierra del cielo y me han acompañado pulsante e intensamente durante un buen periodo. Después de digeridos estos grandiosos pasajes de la obra Floydiana, deslumbrado nos dejaron obras como Meddle y como no decirlo el siempre joven The Dark Side of the Moon. No temo en equivocarme al decir que absolutamente toda la discografía de estos grandiosos músicos es inigualable por donde se les mire, exquisitas melodías y grandiosos viajes sonicos abordan su prolífica carrera. Ya no se les puede exigir mas, solo tenemos que seguir admirándolos por siempre.

La aparición de las obras del grupo en este texto no está por orden de lanzamiento sino por colisión en mi vida.

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